El Antiguo Egipto by Barry J. Kemp

El Antiguo Egipto by Barry J. Kemp

autor:Barry J. Kemp [Kemp, Barry J.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Referencia, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 1989-01-01T05:00:00+00:00


Figura 66. El gran escenario para las procesiones religiosas que proporcionaban la arquitectura monumental y las estatuas de colosos. El itinerario procesional que enlazaba el templo de Amón-Re y el de la diosa Mut en Karnak, Tebas, cf. las figuras 57. p. 207, y 71, p. 257.

Para el segundo factor hemos de fijarnos en la arquitectura exterior de los templos, en cómo se mostraban al mundo; un mundo al que, en su mayor parte, se le impidió siempre cruzar las puertas del templo. Los muros de piedra pintados con frescos de colores fuertes y brillantes sobre un fondo de un blanco deslumbrante no daban directamente a la calle o a los espacios públicos. Entre el templo y el mundo exterior se extendía un recinto cubierto de locales de servicios y, quizá, santuarios de segundo orden construidos de ladrillos, todo ello rodeado por una imponente muralla de adobes. Era a través de esta muralla que el templo hacía su máxima demostración pública. Durante el Imperio Nuevo, las murallas de los grandes templos se construyeron para que pareciesen fortalezas, con torres y almenas[5]. Parte de la información que tenemos proviene de las excavaciones. En Karnak, la excavación al este del Lago Sagrado que sacó a la luz la ciudad planificada del Imperio Medio (véase el capítulo IV y la figura 57, p. 207) también desenterró un tramo de 200 metros de longitud de una muralla de la dinastía XVIII, provista de torreones cuadrados colocados a intervalos de unos 17 metros. Se conocen ejemplos más completos de otros yacimientos. Sin embargo, existen además representaciones artísticas contemporáneas. Son de interés porque muestran cómo era la parte superior de las murallas, algo que la excavación de los cimientos nunca puede revelarnos. El testimonio más explícito es un cuenco de libación de piedra caliza de la dinastía XIX, procedente de Menfis, que estaba trabajado para reproducir una muralla con torres espaciadas a intervalos regulares en sus cuatro lados y protegiendo los ángulos, además de una hilera de almenas que recorre toda la parte superior (figura 67)[6]. En los lados hay grabados rezos al dios Ptah de Menfis, uno de los cuales dice: «Rezadle en el gran corredor exterior; desde aquí se oirá la oración». Para recalcarlo, se ha esculpido una oreja humana en lo alto de cada torre. Es casi seguro que esta construcción almenada representa la muralla principal del templo del Imperio Nuevo consagrado a Ptah en Menfis, el acceso al interior del cual le estaba negado al público. Para el ciudadano de Menfis que mandó hacer el modelo, que formaba parte de una estatua votiva, el templo no era la maravillosa mansión de piedra del dios; era una ciudadela y no le quedaba otro remedio que permanecer ante ella y, dentro de un reducido santuario junto a las torres o entre ellas, rogar al poder del dios que atravesara las imponentes barreras que sus seguidores le habían erigido. El templo oriental de Karnak, mencionado en la p. 258, probablemente sea un ejemplo más grandioso del mismo fenómeno[7].



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